Llevo muchos años viviendo sobre la faz de la tierra 
y miles mas viviendo en las tinieblas eternas...
Soy un alma solitaria y creo que seguiré así hasta el fin de mis tiempos...
Me gusta alimentarme al despertar...
Y nunca me alimento de la sangre de los animales...
No hay nada que me sacie mas que la sangre de los humanos...
La noche es parte de mi esencia...Su oscuridad es mi cómplice... 
Y la luna es mi amada eterna... 
Uno de mis placeres son los libros y la observación nocturna...
Se que tal vez no lo creas...Pero soy la madre y reina de los vampiros...
Si es que aún quedan de ellos sobre la faz de la tierra...
Puedes seguir tu camino o detenerte ante mi...Y caminar a mi lado...
Seras aceptado solo si crees en la magia...
Si es así...Sigue mis pasos...En este mundo que ante ti se abre..

viernes, 2 de junio de 2017

LA LEYENDA DEL FANTASMA DEL CASTILLO DE SAN SERVANDO

TOLEDO - CASTILLA LA MANCHA



Varios doblones incrementaban el peso de la escarcela del soldado Don Lorenzo de Cañada, tipo alto, moreno, de abundante melena ocultada en parte por un chambergo oscuro, ancho de alas y tocado con un cintillo de esmeralda y una gran pluma amaranto. Entre delgado y recio, de ojos vivos y penetrantes, paseó sus fanfarronerías por tierras de Italia y Flandes, encontrándose ahora en la toledana Zocodover mirando cómo ganapanes y cicateruelos hacían de las suyas intentando escurrir el bulto ante la autoridad que intentaba vigilar cuanto pasaba entre el numeroso gentío que pasaba por tan conocida plaza.

Llegada la hora de toque de queda, los grandes portones de murallas y puentes echaron sus cerrojos, no sin cuidado de dejar a algún vecino afuera, pues tan recias defensas no se levantaban hasta la próxima mañana.

Ya avanzada la noche, los vigías del puente de Alcántara informaron de movimientos de antorchas en las almenas del Castillo de San Servando, escuchándose voces en el silencio de la noche. Pocos minutos después, los del castillo avisaron a la guardia del puente pidiendo auxilio y el capitán de estos que era Don Lorenzo de Cañada, mandó al sargento de guardia con diez de los que tenían fama de valientes para enterarse de lo allí acaecido.

A la vuelta del retén, y recibiendo informe de su sargento, partió de inmediato hacia la puerta de Doce Cantos, dándose a conocer a la guardia y accediendo al Alcázar, morada del Alcaide Don Ferrán Cid, que recibió al capitán a pesar de lo avanzado de la hora:

- ¿Decís que el muerto es?
- El Alférez Valdivia.
- ¿Y cómo se explica el suceso?
- No se sabe… Todo es tan raro.
- ¿Habéis comprobado las cuevas del Castillo?
- Todo ha sido minuciosamente registrado por los soldados.
- ¿Qué heridas presenta el fallecido?
- Una sola, y en el corazón.

Tras este breve interrogatorio, quedaron en decidir al día siguiente para investigar con más detenimiento el suceso.

El suceso de aquella noche en el castillo corrió de boca en boca por la ciudad. El Alcaide, tras interrogar a guardias del castillo y no obtener solución alguna a la muerte del Alférez, decidió doblar el número de guardianes. Nombró al joven Don Diego de Ayala como jefe de la guardia del Castillo, con gran renombre por su valentía.

Esa misma tarde el joven tomó el mando del castillo, doblando guardias.

Transcurrieron las primeras horas de la noche sin ningún hecho que destacar, pero a eso de las doce, hora de aquelarres y pactos demoníacos, tuvo necesidad Don Diego de bajar al patio, haciéndolo por la escalera del torreón del este, pero cuando estaba a mitad de camino, la vela que portaba en la mano repentinamente se apagó, y sintiendo una fría mano que agarraba con fuerza su cuello, sintió como una dura hoja atravesaba su pecho, y exhalando un grito de dolor se desplomó inerte sobre las escaleras.

Una vez descubierto el cadáver, los soldados buscaron de nuevo por todo el castillo, cuevas, paraje cercano… De forma infructuosa. El terror iba en aumento entre todo hombre que habitaba el castillo.

Los días siguientes, reunidos de nuevo los capitanes en el Alcázar, decidieron abandonar la defensa del castillo y repartir la guardia por las murallas de la ciudad.

Durante días, el castillo de San Servando, oscuro, abandonado, era observado por cientos de ojos temerosos iluminados por antorchas desde las murallas que daban al Tajo.

Pasaron varias semanas y cuando se olvidaban las muertes acaecidas, un nuevo rumor vino a turbar la tranquilidad de la ciudad. Algunos guardias de la muralla afirmaban que una sombra aparecía en el torreón norte, todas las noches, asemejándose a un descomunal guerrero, cuya armadura lanzaba resplandores azules y verdosos.

Nadie se atrevía a pasar cerca del castillo, incluso por el día pocas gentes querían acercarse a las murallas que ocultaban tan terrible misterio. Todos ya conocían que un fantasma habitaba en el castillo de San Servando.

Pasó el tiempo y no eran pocos los que echaban en falta al capitán Don Lorenzo de Cañada. Ya no se le veía por Zocodover, y muchos pensaban que había huido de la ciudad por miedo a tener que cumplir el deber de entrar al castillo y enfrentarse al ser que habitaba en su interior.

Nadie lo supo, más es cierto que una noche en la que el viento soplaba con intensidad y la lluvia caía sobre las piedras de la muralla, Don Lorenzo mandó abrir la puerta de Alcántara, y tomando una antorcha y su espada partió decido a enfrentarse al fantasma, buscando acabar de una vez por todas con el misterio que tenía a sus tropas amedrentadas.

Llegó a la puerta del oeste, que mira a la ciudad, encontrándola cerrada. Esperó largo rato en la puerta, dando al final dos golpes en la madera rudos y secos que resonaron en el interior del castillo con ecos misteriosos y funerales. En el mismo instante de finalizar el eco del segundo toque, la puerta se abrió sin que mano alguna ayudara a su movimiento.

Con su acero toledano desnudo y precediendo a su figura penetró en el castillo, llegando al patio, no sin antes hacer la señal de la Cruz, como correspondía a un Capitán de su majestad Don Felipe II el Prudente…

El fantasma del Castillo de San Servando no ha vuelto a verse en las almenas desde que Don Lorenzo entró sólo en el patio, capa al brazo y con hoja toledana abriendo camino. ¿Quién era el fantasma del Castillo? Sólo Don Lorenzo lo supo y nadie más consiguió extraerle esta información, a la que el capitán respondía con una leve sonrisa cuando algún pilluelo o soldado le interrogaba sobre tan maligna presencia.

Narra esta leyenda que desde entonces el fantasma desapareció merced al arrojo de nuestro héroe…

FUENTE: http://toledoolvidado.blogspot.com/2010/06/el-castillo-de-san-servando.html

miércoles, 31 de mayo de 2017

LAS LEYENDAS DEL CASTILLO DE EDIMBURGO

ESCOCIA



El Castillo de Edimburgo, construido sobre una roca volcánica, fue inicialmente la residencia real de David I, príncipe de Escocia y Conde de Huntingdon, en el siglo XII. Este castillo ha sido testigo de muchos de los conflictos de históricos y las guerras de la independencia de Escocia en el siglo XIV, así como el conflicto jacobita en 1745.

A finales del siglo XVII, se convirtió en una fortaleza militar. Pero, en su historia más oscura, fue escenario de muchas tragedias y muertes, lo que le han llevado a convertirse en un lugar encantado.

Edimburgo es una ciudad que cuenta con un montón de pasadizos subterráneos ocultos, una serie de túneles secretos que van desde el Castillo a la Royal Mile, su calle principal. Cuando hace varios siglos se descubrieron estos túneles, se mandó a un gaitero para que los explorara. Un gaitero para que, al tocar su instrumento, todo el mundo supiera por dónde iba.

Sobre la mitad del recorrido, al llegar a la Royal Mile, el sonido de la gaita se detuvo de repente. Un grupo de rescate fue enviado para buscar al gaitero, pero sólo se logró encontrar los restos rotos de la gaita. Nunca jamás se supo del gaitero, aunque muchos habitantes de Edimburgo cuentan que, en el silencio de la noche, se vuelve a oír en los túneles el sonido de una gaita.

Un día antes de que Cromwell atacara el Castillo de Edimburgo de 1650, se cuenta la historia de la aparición de un niño sin cabeza por los alrededores de la fortaleza. Dicen que este fantasma sólo aparece cuando el castillo va a ser asaltado de forma inminente. Aunque no ha habido nadie que lo haya visto recientemente, la gente sigue contando la historia.

En Edimburgo, curiosamente, hay un cementerio para perros. Como tal, hay mucha gente que, durante la noche, cerca del cementerio, ha oído ladridos lastimeros de perros, y en ocasiones perros fantasma que frecuentan el cementerio. También se comentan los fantasmas de los prisioneros de la Guerra de los Siete Años.

Mucha gente que ha visitado el Castillo de Edimburgo habla de situaciones paranormales que les han ocurrido en las habitaciones, sobre todo en las que fueron encarcelados presos. Algunos hablan de que una presencia invisible les tiraba de las ropas, o bien una caída brusca de temperatura, una sombra, el roce de algo invisible, sentimientos de ser observados y la detección de alguna presencia sobrenatural.

En el 2001, un equipo de nueve investigadores paranormales exploraron las habitaciones y los pasadizos secretos del castillo. Uno de ellos era una mujer joven que, en un momento determinado, se encontraba sola en uno de los pasadizos de South Bridge. Llevaba una cámara de vídeo para grabar lo que viera. La mujer dijo que, de pronto, comenzó a sentir una respiración en el cuarto en el que se encontraba.

Justo en ese momento creyó ver un destello de luz en un rincón, pero no quiso acercarse siquiera. Las únicas pruebas de aquello fueron unas fotografías en las que se aprecian unas densas manchas de luz, nieblas extrañas y una mancha verde.






miércoles, 17 de mayo de 2017



★★★★★★★ Seres de la Noche ★★★★★★★★

Amo la música clásica...Así como amo el silencio...Amo leer...Mi flor preferida es la rosa azul...Amo las hiedras sobre el mármol de mi cripta...Sobre las viejas paredes de mi castillo y hasta sobre mi trono cuando se trepan hasta acariciar mis manos que descansan por demasiado tiempo sobre el apoya-brazos...Amo mi mágico bosque y a cada criatura que allí mora...Amo la brisa y el viento que me traen voces de mis antepasados,,,Amo la noche en demasía...Mi protectora...Negro velo que cubre mi alma,,,Y por sobre todo amo a la luna,,,La diosa de mi cielo...La única luz que verán mis ojos...Incluso el día que muera será ella quien se reflejará en ellos quedando guardada su imagen en mi retina...Las cosas que les he relatado son las cosas que amo en este mundo...Las cosas que un solitario vampiro puede amar...En toda una eternidad..

viernes, 5 de mayo de 2017

LA LEYENDA DEL CASTILLO DE RIBA DE SANTIUSTE

Las primeras referencias a las leyendas al castillo de Riba de Santiuste (Guadalajara) nos hablan de que fue una propiedad musulmana reconquistada por Alfonso VI a finales del siglo XI. Allá por 1973 Enrique Calle Donoso compró el castillo en subasta por el ridículo precio de 130.000 pesetas (781 euros). A partir de ese momento fue ocupado por una supuesta organización de carácter “esotérico”, que lo restauró y lo utilizó como cuartel general. Debido a sus oscuras actividades, hay quienes piensan que el castillo fue utilizado para celebrar extraños rituales. El propietario nunca vivió allí de manera permanente, aunque sí lo hizo Tony Chao, considerado el guardián de la fortaleza entre los habitantes de La Riba, la pequeña población alcarreña que duerme a sus pies. Desde tiempos inmemoriales a la senda que bordea haciendo un círculo la abrupta montaña sobre la que está situado el fortín se la conoce como “subida de los muertos”. Al poco de instalarse Chao, más conocido como El guardián del castillo o Hachado mayor, tanto él como su mujer comenzaron a escuchar gritos y lamentos y, según han explicado, tenían la sensación de que alguien los tocaba o empujaba cuando se encontraban en determinados lugares.

Entre otros fenómenos ocurridos, se ha visto una figura de una mujer con una túnica blanca deambulando por las almenas y varias personas han oído alaridos y lamentos en determinadas partes del castillo, también diversas luces inexplicables. En el pueblo hay gente que cree menos y otras que creen más, pero todos ven en "Manuela" o "Manola" (como llaman al espectro o lo que sea) a un habitante más de este pueblo. Se explica el origen del fenómeno como un parricidio: la hija del señor musulmán del castillo es infiel a su prometido con un cristiano y aquella degüella en una determinada parte del castillo, en una especie de bañera o gaveta de piedra que se cree que formaba parte de un antiguo aljibe. Esta es una explicación bastante típica en nuestro país de fantasma "castillero". Al parecer surgió durante la práctica de una sesión de ouija por las diversas personas que han acudido a él. Hay otra versión que dice que la "Manuela" fue una especie de cantinera o mujer que acompañó a los soldados en el asedio de Lopez de Madrid en 1452 y que murió allí.

Muy cerca del castillo se encuentra situado un pequeño promontorio conocido por los antiguos habitantes del pueblo como "cerro del ahorcado", el origen de dicho nombre es incierto, hay algunos que entienden que en aquel promontorio se ajusticiaba a los malhechores antiguamente, pero no hay nada claro. Otra versión parecida pudiera tener que ver con las distintas guerras y asedios que tuvieron lugar en la localidad y en las cuales los soldados vencidos sufrieran la ira de los vencedores con esta manera de ejecución. Otro origen pudo haber sido un suicidio de un antiguo habitante y que pudiera haber quedado grabado en la memoria del subsconsciente popular. Lo único que está claro de todo esto es que se desconoce su origen.

Al igual que en el caso de la colina del ahorcado, no se conoce de dónde proviene dicho nombre. Hay varias hipótesis al respecto: hay una que mantiene que en la ladera del castillo y por donde transcurre esa subida se encontraban distintos enterramientos rupestres quizás producto de las muertes ocasionadas durante las distintas guerras, asedios y enfrentamientos armados acaecidos en los alrededores o también quizás constituyeran los restos de esa Riba superior que estarían situados en esa ladera orientada al este y más amesetada que la otra vertiente de la montaña en donde se asienta el castillo. Hay otra versión que consiste en que en esta zona se produjeron fuertes enfrentamientos armados en alguna determinada contienda y con gran mortandad y que por eso se quedó este nombre. Por último, podría consistir dicho camino en el recorrido de la procesión funeraria que partiendo del pueblo de la Riba tendría como término el patio trasero del castillo convertido en cementerio del pueblo durante una determinada época, debido a una gran mortandad producida por ejemplo por una fuerte epidemia.

Hay también una leyenda que indica que dentro del castillo se hallaba una gallina que producía los huevos de oro, que se quedó clueca y que ponía los pollos de oro. Todo ello tiene su origen en la contribución que tenían que pagar en tiempos los habitantes del pueblo para el sostenimiento de la escasa mesnada que mantenía el obispo de Sigüenza en el castillo y que consistía en una gallina anual por vecino. Contribución ridícula que pasado el tiempo se abandonaría al quedar el castillo vacío y en ruina al perder su objetivo de protección de la zona por los períodos de paz que siguieron al afianzamiento del poder real en Castilla y en España.

La verdad es que durante el acondicionamiento y rehabilitación del castillo, los albañiles del pueblo que trabajaban en ello sacaron algunos restos humanos de allí. El origen de aquellos restos se desconoce, puede ser debido al uso de ese patio por el pueblo como cementerio, al igual que en otros castillos como por ejemplo el cercano de Medinaceli. Ese uso como cementerio pudo ser ocasional, con motivo de una epidemia por ejemplo o ya más estable en una determinada época en la que el castillo estuvo abandonado y ruinoso. Otra versión más acertada es el uso de ese patio como lugar de enterramiento a los caidos durante un determinado asedio o hecho de armas. Fue usado durante el asedio de 1452 por los caballeros navarros y aragoneses que ocupaban el castillo como lugar de enterramiento de sus muertos al no poder enterrarlos fuera del recinto al estar sitiados por las tropas del obispo de Sigüenza.

En 1981 acudió al lugar un equipo del programa radiofónico MEDIANOCHE, programa pionero de la cadena SER en misterio y parapsicología presentado por Antonio Jose Alés, para investigar e intentar comunicarse con las entidades fantasmales que viven en él, lo que nunca podrian pensar en sus más horribles pesadillas es que estas entidades sí quisierón presentarse a tan ilustre programa, lo que se tradujo en voces misteriosas, presencias, sensación de frio, sensores de movimiento que se volvieron locos ...etc...tal fué el terror y miedo que pasaron que Antonio Jose Alés no lo contó en la radio, según los componentes del equipo "fue la primera experiencia seria que él tuvo", "le sobrepasó un poco", "no quiso seguir investigando". Todos los miembros del equipo salieron bastante impactados de esa experiencia.

LEYENDA DEL CASTILLO DE BLIMEA

Cuenta la leyenda que desde la edad media, fue el Castillo casa de señorío y misericordia, dando sustento a quien desfallecía y cobijo a quien lo necesitaba, cualquiera que fuese.

El dueño del Castillo era un noble hidalgo, señor de todo el valle, hombre misericordioso y tranquilo, que tenía por una de sus costumbres asomarse a las almenas para contemplar sus dominios, prefiriendo estos pasatiempos tranquilos, a la ferocidad de la guerra.

El buen hombre tenía solo una hija, de nombre Florinda, a la que todos los habitantes de la comarca querían, por su virtud, su piedad y su belleza. Florinda era pretendida por todos los infanzones de los alrededores, que desfilaban diariamente hacia el castillo en bellos corceles.

Sin embargo, ninguno se había ganado el amor de la muchacha, y tampoco se atrevían a decirle nada mas, conformándose con su amistad. Solo el señor de Buelga (Parroquia de Ciaño, en Langreo), sentía herido su orgullo, y decidió que la haría su esposa fuese como fuese, así pues, con promesas y zalamerías, consiguió el permiso del Señor de Blimea para desposarla.

Cierto día, llamo el padre a la hija, y le comunico la decisión de que se desposase con el señor de Buelga. Los ojos de la joven se ensombrecieron, y las lágrimas acudieron a ellos. Su padre, sorprendido y apenado por la reacción de la doncella, a la que adoraba mas que a su propia vida, y nunca quiso causar pesar alguno, le pregunto que le pasaba.

Florinda, aun con la voz ahogada por la emoción, pero firme y resuelta, confeso a su padre que su corazón ya lo había entregado a otro hombre. El anciano hidalgo quiso saber su nombre y si tenía un buen linaje, como correspondía a su hija, por la noble cuna en la que había nacido.

La joven bajo los ojos, sin responder, y el padre supo que se trataba de un labriego. El buen hombre, tuvo un momento de debilidad y furia, ya que por propio egoísmo paterno, aspiraba para su hija un noble de gran prestigio y linaje.

“-Un villano!! - Gritó- Debería hacerle pagar cara su osadía y colgarle de la almena mas alta del castillo”

Florinda, sorprendida por ver a su padre así, y con el miedo metido en el cuerpo, juro y perjuro que jamás le diría su nombre, y que primero se mataría antes de desposarse con otro que no fuera su amado.

El hidalgo de Blimea aun seguía montado en cólera, y amenazo con meterla en un convento si no se casaba con el señor de Buelga, y prohibiéndole volver a mencionar al villano.

En un último arranque de ira, la encerró en un torreón y mando recado al de Buelga, anunciándole su consentimiento.

Pasaban los días, y en el castillo la agitación era grande, por los preparativos de la boda de Florinda y el señor de Buelga. Llegado el gran día, a primera hora de la mañana, unos fuertes golpes sonaron en la puerta del castillo.

El señor de Blimea, seguido de su sequito, corrió a abrir la puerta, extrañado por los golpes tan fuertes.

Su sorpresa fue en aumento, al encontrar a un apuesto joven, servidor suyo, que con semblante emocionado y terriblemente apenado, le dijo:

“-Ved, señor, el tributo que cuesta separar a dos almas que se aman desde niños; para librar a mi amada de los brazos de otro hombre, yo mismo le he dado muerte. Ella me lo suplico y yo he cumplido su ruego”

El noble, horrorizado, le pregunta el nombre de la desgraciada.

“-Su hija, señor”

El señor de Blimea suelta un alarido que se oye en todo el valle, esta próximo a volverse loco de pena y de furia, pero sobreponiéndose, y en un supremo esfuerzo, se contuvo, y le dijo:

“-Libre eres, mi casa es una casa de señorío y misericordia”

“-Gracias señor -responde el mancebo- vuestra sangre es tan noble como el apellido que lleváis, pero ved lo que hago con la libertad que tan generosamente me otorgáis”

Y sacando un puñal aun rojo por la sangre de la amada, se lo hundió en el corazón suicidandose. De esta tragedia fue testigo mudo el Castillo de Blimea.

miércoles, 26 de abril de 2017

LEYENDA DEL TESORO DEL CASTILLO DE VÉLMEZ

Velmez tiene misterio, además de sus famosas y fantasmales caras, tiene una leyenda de tesoros, brujas y túneles secretos, esta es su leyenda...

Cuenta la leyenda que cuando se marcharon definitivamente los moros rebeldes de Bélmez, tuvieron que irse huyendo porque eran de los últimos que quedaban ya. En su huida no pudieron llevarse los tesoros que tenían en el castillo, que eran muy abundantes porque en aquella tierra había mucha riqueza, minas de plata, que ellos sacaron a flote.

Entonces, para preservar el tesoro del saqueo de los cristianos, lo metieron en las más profundas mazmorras del castillo y para su custodia dejaron un ánima, una Encantá de castillo. Dicen también que por ello en las Sagradas Escrituras de los moros decían antiguamente de este pueblo que "si supieran los labradores de Bélmez de la Moraleda, lo que había en el Cerro de la Silla, labraban la tierra con reja de oro". El Cerro de la Silla está precisamente enfrente del castillo de Bélmez.

Son muchas las gentes que han venido a cavar túneles en el castillo buscando la puerta del tesoro, pero nadie ha dado con ella, además la Encantá se aparece frecuentemente por las noches y su resplandor se puede ver en ocasiones desde los cortijos de Bélmez.

Hace muchos años vino al pueblo una mujer que decían que era medio sabia (bruja) y que decía que aquí había mucho oro enterrado. Se quedó durante algún tiempo y contratando a varios obreros se gastó todo el dinero que tenía en cavar y ahondar estos cerros, sin conseguir sacar nada de provecho. Al final tuvo que marcharse completamente arruinada, pero con la obstinación de los muchos tesoros y riquezas que sin lugar a dudas guardan estas sierras en sus entrañas.





martes, 25 de abril de 2017

LEYENDA DEL BANQUETE DE LA MARQUESA DE FALCES castillo de Marcilla

Cuenta la leyenda que al llegar al castillo de Marcilla la noticia de la aproximación del fiero don Hernando, la marquesa ordenó hacer provisión de víveres y dispuso que se organizase la defensa. Todo se hizo encubiertamente, de manera que, cuando don Hernando llegó ante el castillo, nada delataba los preparativos que se habían hecho.

El rudo guerrero se quedó sorprendido al ver que la misma Marquesa, vestida con sus más ricas galas, majestuosa y sonriente, salió a recibirle a la entrada del puente, con gran acompañamiento. Se dejó conducir al interior del castillo, entre deslumbrado y atónito por tan brillante y amistoso recibimiento. Allí le esperaba el mayor festín que había conocido en su vida. La Marquesa le condujo del brazo a la mesa, y comenzó el banquete, mientras los satélites de don Hernando eran obsequiados con una excelente comida en un departamento aparte.

Cuando, al final, se sirvieron exquisitos vinos, la Marquesa preguntó a su huésped a qué se debía su visita, y en qué le podían complacer. Don Hernando le comunicó las órdenes terminantes que traía del gobernador de Castilla. Entonces el gesto gracioso y amable de la Marquesa se volvió orgulloso y fiero, y exclamó con energía:

- Podéis volveros a Castilla. Sabed que con el terror nada se puede conseguir de los navarros.

Don Hernando respondió bruscamente que, en atención al recibimiento magnífico que se le había hecho, le concedía permiso para recoger todos los objetos preciosos antes de abandonar el castillo con su servidumbre.

- Y yo lo único que os concedo es la vida – respondió, altiva, la Marquesa.

Inmediatamente después, al grito de «¡A las armas!», el jefe de la guarnición penetró en la estancia al frente de vigorosos guerreros. A don Hernando no le quedó otro remedio que obedecer las órdenes de doña Ana, y abandonó el castillo, mordiéndose los labios y sin decir palabra.

Mientras tanto, sus soldados habían sido desarmados por los de la Marquesa. Al atravesar el puente, vio las almenas coronadas por arcabuceros, prontos a disparar. Todo estaba dispuesto para la defensa.

Villar y los suyos abandonaron Marcilla llenos de despecho y sin ganas de acometer nuevas demoliciones. Todavía hoy se alza el castillo intacto, gracias a la astucia de doña Ana, que logró salvarlo de la destrucción.

LA LEYENDA DEL FANTASMA DEL CASTILLO DE SAN SERVANDO

TOLEDO - CASTILLA LA MANCHA Varios doblones incrementaban el peso de la escarcela del soldado Don Lorenzo de Cañada, tipo alto, moreno, de...