Llevo muchos años viviendo sobre la faz de la tierra 
y miles mas viviendo en las tinieblas eternas...
Soy un alma solitaria y creo que seguiré así hasta el fin de mis tiempos...
Me gusta alimentarme al despertar...
Y nunca me alimento de la sangre de los animales...
No hay nada que me sacie mas que la sangre de los humanos...
La noche es parte de mi esencia...Su oscuridad es mi cómplice... 
Y la luna es mi amada eterna... 
Uno de mis placeres son los libros y la observación nocturna...
Se que tal vez no lo creas...Pero soy la madre y reina de los vampiros...
Si es que aún quedan de ellos sobre la faz de la tierra...
Puedes seguir tu camino o detenerte ante mi...Y caminar a mi lado...
Seras aceptado solo si crees en la magia...
Si es así...Sigue mis pasos...En este mundo que ante ti se abre..

viernes, 13 de mayo de 2016

Palacio de Santa Catalina (s.XVI, San Juan, Puerto Rico)

El Palacio de Santa Catalina, también conocido como La Fortaleza, es la actual residencia oficial del Gobernador de Puerto Rico. Se construyó entre 1533 y 1540 para defender el puerto de San Juan de Puerto Rico. Fue la primera fortificación construida para defender la ciudad de San Juan y la primera de una serie de fuertes militares, que incluyen el Castillo San Felipe del Morro, el Fuerte San Cristóbal y el Fortín de San Gerónimo. La construcción fue autorizada por el rey Carlos I de España como medida de protección contra los ataques de indios, corsarios y piratas. El nombre original de la Mansión Ejecutiva era Fortaleza de Santa Catalina, en honor a Santa Catalina de Alejandría, patrona de la elocuencia, los filósofos, los solteros, las hilanderas, los estudiantes y los dominicos. Gerónimo Lebrón fue el primer gobernador de Puerto Rico, nombrado por la corona española en el 1544.

En un principio el edificio fue creado para servir de fortaleza principal de defensa pero antes de que se finalizara la construcción, el gobierno español se dio cuenta de que no serviría para proteger la ciudad por su ubicación, demasiado lejos de la entrada de la bahía de San Juan y por ser demasiado pequeña, lo que hizo necesaria la construcción del Castillo San Felipe del Morro.

Inicialmente la estructura estaba compuesta de cuatro paredes y un patio interior con una torre circular, conocida como la Torre de Mando. Siguiendo con la tradición militar el gobernador juramentaba posesión al cargo desde la parte mas alta de la torre. Después se construyó una segunda torre conocida como la Torre Austral. Hoy en día, el complejo se compone de varios edificios unidos, con las habitaciones de vivienda en el segundo piso y las habitaciones privadas en el tercero. La Fortaleza tiene vista sobre las murallas de San Juan hacia la bahía y contiene jardines con varias fuentes. La Torre del Homenaje alberga la capilla Santa Catalina, donde resalta un colorido mosaico de 95,000 piezas en honor a la Santísima Trinidad.

La Fortaleza fue ocupada por fuerzas invasoras en 1598 por George Clifford, conde de Cumberland y en 1625 por Balduino Enrico de Holanda. La retirada de los invasores holandeses fue marcada por un incendio que ocasionó grandes daños al edificio e hizo necesaria su restauración. En 1640, se comenzaron los trabajos de reconstrucción dándole un giro más residencial al antiguo fortín, que ya para estas fechas albergaba al gobernador y su familia. Durante esta reforma fue destruida la Ermita de Santa Catalina, situada originalmente fuera de las murallas y reubicada posteriormente en el interior del Fuerte como parte del sistema de murallas.

Desde el siglo XVI, La Fortaleza ha servido como residencia oficial del gobernador, siendo así la mansión ejecutiva de más uso continuo en América. La mansión fue restaurada y remodelada en 1846 por orden del gobernador, Conde de Mirasol, para cambiar su apariencia militar a una más ejecutiva.

Originalmente, La Fortaleza estaba pintada de rojo salmón, el color característico de las instalaciones militares de la época. Sus puertas de madera eran verdes y sus columnas estaban pintadas de blanco con detalles en dorado.

Se dice que en 1898, justo antes que los Estados Unidos tomará posesión de Puerto Rico después de la Guerra Hispanoamericana, el último Gobernador español, Ricardo De Ortega, rompió un reloj colonial con su espada, marcando así la hora y el día en que España perdió el control de la isla. El reloj aún se mantiene en La Fortaleza.

El 30 de octubre de 1950, nacionalistas puertorriqueños atacaron el palacio, pero fueron arrestados por la policía. El encuentro con los policías de guardia dejó un saldo de cinco muertos.

En 1956, al destapar un área cubierta con un panel, se descubrió lo que pudiera ser la cocina antigua de La Fortaleza en la Torre Austral.

El Jardín Hundido fue bautizado como Jardín Doña Inés en honor a doña Inés Mendoza, esposa del ex gobernador Luis Muñoz Marín, porque ese era su lugar favorito de La Fortaleza, donde vivió durante 16 años.

En La Fortaleza han vivido 152 gobernadores: 124 bajo el régimen español, 19 bajo el régimen norteamericano y 10 puertorriqueños, 9 electos y uno designado por el presidente de Estados Unidos, Jesús T. Piñero. También ha recibido cientos de dignatarios, incluyendo al presidente estadounidense John F. Kennedy y su esposa, la primera dama Jacqueline Kennedy, quienes la visitaron en 1961, los reyes de España Juan Carlos I y Sofía de Grecia en 1987, la reina Juliana de los Países Bajos, la ex primer ministro del Reino Unido La baronesa Margaret Thatcher y al presidente de Estados Unidos Barack Obama en el 2011.

En 1983 la Unesco declaró La Fortaleza patrimonio de la humanidad. Actualmente residen en La Fortaleza el gobernador de Puerto Rico Alejandro García Padilla junto a su esposa, la primera dama Wilma Pastrana y sus hijos.

Los cuadros que se exhiben en La Fortaleza se encuentran ahí en calidad de préstamo del Instituto de Cultura Puertorriqueña y se cambian de acuerdo al gusto del gobernante de turno. Sobre La Fortaleza ondean tres banderas: la de Puerto Rico, la de Estados Unidos y la del Gobernador. Cuando la bandera blanca no está izada es porque el mandatario se encuentra fuera del Palacio de Santa Catalina.

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