Llevo muchos años viviendo sobre la faz de la tierra 
y miles mas viviendo en las tinieblas eternas...
Soy un alma solitaria y creo que seguiré así hasta el fin de mis tiempos...
Me gusta alimentarme al despertar...
Y nunca me alimento de la sangre de los animales...
No hay nada que me sacie mas que la sangre de los humanos...
La noche es parte de mi esencia...Su oscuridad es mi cómplice... 
Y la luna es mi amada eterna... 
Uno de mis placeres son los libros y la observación nocturna...
Se que tal vez no lo creas...Pero soy la madre y reina de los vampiros...
Si es que aún quedan de ellos sobre la faz de la tierra...
Puedes seguir tu camino o detenerte ante mi...Y caminar a mi lado...
Seras aceptado solo si crees en la magia...
Si es así...Sigue mis pasos...En este mundo que ante ti se abre..

domingo, 31 de julio de 2016

La calle del Tesoro, de fuerte pendiente, empieza en la plaza de Juan Pujol y termina en la calle de Pozas. Se dice que en tiempos de Felipe VI, cavando las zanjas para los cimientos de unas casas, se descubrió un inmenso pozo, y en él unas vasijas de barro repletas de blancas de a ocho dineros, moneda de tiempos del reinado de Juan I, y que por esta razón es el nombre de la calle
La Fuente del Lozoya se levanta en la transitada Calle de Bravo Murillo, número 49, en pleno corazón del Barrio de Vallehermoso. Se encuentra adosada a uno de los muros del Primer Depósito del Canal de Isabel II (antiguo Campo de Guardias), que fue construido entre 1853 y 1859, en el contexto de las obras desarrolladas para traer el agua desde el citado río hasta la capital.

Esta infraestructura hidráulica, actualmente inutilizada, fue proyectada por el ingeniero Juan de Ribera Piferrer, siguiendo el modelo de las cisternas romanas. En su enorme planta rectangular, de 125 metros de largo y 86 metros de ancho, se suceden nada menos que 484 pilares, distribuidos en dos vasos contiguos, que permiten almacenar hasta 58.540 metros cúbicos de agua.

Pero centrémonos en la fuente, el único elemento ornamental presente en este complejo claramente funcional, que preside su fachada principal. Se trata de una fuente muraria, que recurre a pautas clasicistas, con un toque romántico, en la línea, y salvando las distancias, de la majestuosa Fontana de Trevi (1732-1762), de Roma.

Como ésta, posee un aire muy escenográfico. Planteada como un gran escenario en plena calle, presenta fábrica de ladrillo visto en los paños, de granito en los elementos estructurales y de caliza en los decorativos. Está estructurada en tres cuerpos principales, separados por cuatro grupos de pilastras corintias, que se disponen pareadas.

El central está integrado por una hornacina de cuarto de esfera, concebida a modo de arco triunfal. Las similitudes con la Fontana de Trevi son muy evidentes, no sólo en lo que respecta a su configuración, sino también al grupo escultórico de su interior, consistente en una figura masculina, cuya actitud e inclinación de cabeza recuerdan al Neptuno que decora la fuente romana.

Esta escultura se debe a Sabino de Medina (1814-1879), que, por entonces, ostentaba el puesto de Escultor de la Villa. Se trata de una alegoría del río Lozoya, personificado en un esbelto joven, que pisa con uno de sus pies una vasija, asentada sobre un conjunto de rocas, que dan forma a una cascada (de nuevo se observa la influencia de la Fontana de Trevi).

Tal planteamiento se aparta de la tradición clásica, que, muy marcada por la estatua del Nilo conservada en los Museos Vaticanos, casi siempre ha representado a los ríos mediante un anciano barbado, reclinado sobre el costado. Sin ir más lejos, las alegorías del Manzanares y Jarama del Monumento a Felipe IV, de la Plaza de Oriente, siguen este modelo.

Cada uno de los dos cuerpos laterales está formado por dos cavidades, una cuadrangular, donde se aloja un escudo, y otra rectangular, con un grupo escultórico. El situado en el lado meridional es una alegoría de la Agricultura, obra de Andrés Rodríguez, mientras que, en el flanco septentrional, se levanta la Industria, realizada por José Pagnucci.

El conjunto queda rematado en la parte superior por una cornisa corrida. A sus pies se asienta un pilón de planta semicircular, que recoge las aguas que vierte la cascada. Fue limpiado en 1992 y restaurado en el año 2000.

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TOLEDO - CASTILLA LA MANCHA Varios doblones incrementaban el peso de la escarcela del soldado Don Lorenzo de Cañada, tipo alto, moreno, de...