Llevo muchos años viviendo sobre la faz de la tierra 
y miles mas viviendo en las tinieblas eternas...
Soy un alma solitaria y creo que seguiré así hasta el fin de mis tiempos...
Me gusta alimentarme al despertar...
Y nunca me alimento de la sangre de los animales...
No hay nada que me sacie mas que la sangre de los humanos...
La noche es parte de mi esencia...Su oscuridad es mi cómplice... 
Y la luna es mi amada eterna... 
Uno de mis placeres son los libros y la observación nocturna...
Se que tal vez no lo creas...Pero soy la madre y reina de los vampiros...
Si es que aún quedan de ellos sobre la faz de la tierra...
Puedes seguir tu camino o detenerte ante mi...Y caminar a mi lado...
Seras aceptado solo si crees en la magia...
Si es así...Sigue mis pasos...En este mundo que ante ti se abre..

viernes, 11 de noviembre de 2016

CÁCERES - EXTREMADURA LAS LEYENDAS DEL CASTILLO DE MONTÁNCHEZ


En el Castillo de Montánchez tuvieron preso a don Rodrigo Calderón, marqués de Siete Iglesias, habiendo sido arrestado en Medina en 1619. Estaba acusado, además de varios asesinatos, de haber envenenado a la Reina Doña Margarita de Austria, que murió de sobreparto. De Montánchez se le trasladó a Madrid para ser degollado en la Plaza Mayor de la corte en 1621. Subió a la horca con tanta entereza y sin perder la compostura que desde entonces se emplea la expresión “tener más orgullo que don Rodrigo en la horca”.
El hecho de que el Castillo de Montánchez sirviera de prisión al Marqués de Siete Iglesias confirma las condiciones de seguridad que tenía, hasta el punto de ser convertido en prisión de Estado.
"Encerrado estrechamente con guardias de vistas en el castillo de Montánchez, fue don Rodrigo, permaneciendo allí incomunicado con gran custodia y con más rigor que el que había menester su persona, sin hablarle ni escribirle".
"Allí, una noche, oyó a un desconocido trovador que al pie de una ventana y al sonido de una bandurria, cantando, le dio a entender que uno de los principales delitos que se le atribuían y por el que trataban de perderle sus enemigos era el de suponerle cómplice de la muerte de la Reina, verificada doce años antes.
Era una noche de lluvia y el fingido trovador cantó en voz fuerte:
Despertad, don Rodrigo,
Si por ventura dormís,
Que vida que ha muerto un hombre
No es justo que duerma así.
Abrid esas celosías
Ya que la puerta no abrís,
Si no teméis que entre dentro
Un alma que pena aquí.
Y agora que estáis durmiendo
Cuidad que habréis de dormir,
No os duela que el Cielo llueva
Y que llueva sobre mí...
¡Escuchadme, don Rodrigo!
Porque os lo vengo a advertir:
A la Reina Margarita
Cuentan que hicísteis morir.
Acusado estáis por ello
Y no es culpa baladí.
En vano del Escorial
En su tumba yace allí.
Que por permisión de Dios
Los muertos suelen salir
O los duelos de los muertos
También los vivos reñir.
Hoy de su muerte os acusan
Mas no hay que fiar así
Del sol claro por Enero
Flor de almendro por Abril
Rodrigo a no despertaros
Es fuerte Dios el sufrir,
¡Arriba!... y abrid los ojos
Que no es tiempo de dormir...
Despertaos, don Rodrigo,
¡Que os quieren hacer morir!
Otra leyenda del castillo cuenta....
"La doncella que, con una vela encendida y libro en ristre, se exhibe la noche mágica de San Juan al abrirse misteriosamente una de las almenas del castillo, desde donde bendice o maldice la agricultura de toda la comarca"

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