Llevo muchos años viviendo sobre la faz de la tierra 
y miles mas viviendo en las tinieblas eternas...
Soy un alma solitaria y creo que seguiré así hasta el fin de mis tiempos...
Me gusta alimentarme al despertar...
Y nunca me alimento de la sangre de los animales...
No hay nada que me sacie mas que la sangre de los humanos...
La noche es parte de mi esencia...Su oscuridad es mi cómplice... 
Y la luna es mi amada eterna... 
Uno de mis placeres son los libros y la observación nocturna...
Se que tal vez no lo creas...Pero soy la madre y reina de los vampiros...
Si es que aún quedan de ellos sobre la faz de la tierra...
Puedes seguir tu camino o detenerte ante mi...Y caminar a mi lado...
Seras aceptado solo si crees en la magia...
Si es así...Sigue mis pasos...En este mundo que ante ti se abre..

jueves, 22 de diciembre de 2016

Santa Marta de Tera (Zamora)

Al norte de la provincia de Zamora, en pleno valle del río Tera, y a unos 27 kilómetros de Benavente, se encuentra la localidad de Santa Marta de Tera. Siguiendo planteamientos de Augusto Quintana parece ser que la vida monástica en este lugar comenzó en la primera mitad del siglo X, bajo el amparo de los grandes obispos de Astorga, San Genadio y San Fortis. La primera mención documental no la encontramos hasta el año 979, siendo una carta de donación al monasterio por parte de varios personajes de origen mozárabe. Las siguientes referencias documentales nos proporcionan el nombre del primer abad, Julián, en el 983, así como noticias de contribución a la ampliación del cenobio por parte de las familias más notables del reino leonés, por ejemplo, el conde Gutierre Alfonso en 1053 o la infanta Elvira, hija de Alfonso VI en 1151. Aunque del conjunto monástico de Santa Marta de Tera sólo ha llegado hasta nuestros días su iglesia, ésta constituye uno de los mejores ejemplos del románico regional, no sólo por sus características arquitectónicas y escultóricas, sino también por su magnífico estado de conservación. En su construcción se emplearon grandes bloques de pizarra, sobre todo en la nave, reservándose la piedra arenisca para la decoración escultórica. Presenta una planta de cruz latina, con cabecera cuadrada, transepto, cimborrio y nave articulada en tres tramos. Actualmente el cimborrio y los brazos del transepto se cubren con armaduras de madera, mientras que en la cabecera se emplea bóveda de cañón y en la nave bóveda de arista para los tres tramos. Parece evidente la existencia de dos fases constructivas diferentes aunque no muy distanciadas en el tiempo. Primeramente se plantea el conjunto del edificio pero no se llegó a concluir la parte superior de la nave y los abovedamientos. En la segunda fase constructiva se concluye el edificio completándose los muros a partir del cuerpo de ventanas y las bóvedas de arista. Existen varias teorías sobre los motivos que motivaron la conclusión del templo en dos momentos. Por un lado, Bango Torviso sostiene que se debe simplemente a una duplicidad de campañas constructivas, mientras que Gómez Moreno piensa que la segunda fase es debido a un hundimiento o incendio producido en la primitiva fábrica. De cualquier modo tenemos como resultado dos momentos claramente diferenciados, el primero fechable en torno a los años finales del siglo XI, mientras que las ventanas y las bóvedas de arista se realizan durante el siglo XIII. Pero este edificio no es sólo destacable por su arquitectura, sino también por el trabajo escultórico presenta que manifiesta una clara relación con la escultura de San Isidoro de León. Los capiteles del arco triunfal responden a una mano excepcional: en la cesta del lado derecha se representa una figura desnuda dentro de una mandorla, elevada por una pareja de ángeles , representándose así la ascensión del alma. Estilísticamente se asemeja a capiteles del interior de San Isidoro y a las figuras del tímpano de la Puerta del Perdón. El capitel del lado de la epístola es de temática vegetal, con un piso inferior de hojas lobuladas y sobre él una corona de hojas partidas con bolas en sus puntas. Fruto de esta misma mano son también los capiteles del arco formero que une la nave con el crucero, vegetales a base de hojas lanceoladas con piñas en sus puntas y los capiteles interiores de la ventana del testero de la capilla absidal, en los se muestran diversos pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento como el sacrificio de Isaac, la Adoración de los Magos o una escena con dos figuras identificadas como el rey David y Saúl. El resto de los capiteles de las ventanas manifiestan la actividad de escultores de segundo orden, que, aunque siguen los patrones anteriores, lo hacen con menguados recursos técnicos. Igualmente en los canecillos de la cabecera, el transepto y el cimborrio se observan las manos de dos maestros diferentes: los canecillos del primero, tanto en el tema como en la factura, son de una clara inspiración isidoriana, con modillones de rollos con rosetas mientras que en el alero del brazo norte del transepto se incrustó un relieve con tres figuras tallados toscamente, obra del menos dotado de los escultores que trabajan en Santa Marta de Tera. Caso aparte son las figuras esculpidas que decoran las enjutas de la portada meridional y del brazo septentrional del transepto, así como otra muy deteriorada que se conserva en el interior del edificio. A esta acompañaría un relieve vendido en 1926 del que actualmente existe una réplica, en el aparece Cristo bendiciendo sosteniendo un libro sobre su rodilla con la leyenda “EGO SVM LUX MVNDI”. A Gómez-Moreno le recuerda al tímpano del crucero de San Isidoro de León, y también parecen claras las conexiones de este relieve con la Maiestas del contrafuerte occidental de la fachada de Platerías en Santiago de Compostela. Existen otras tres imágenes de apóstoles colocada en las enjutas de la portadas sur y norte. La más conocida de las tres es la de Santiago Apóstol, convertida ya en un icono jacobeo. Apoya su mano derecha en un cayado mientras que muestra la palma alzada de su otra mano. Viste túnica pegada al cuerpo y sobre ésta un manto de finos pliegues que se arremolinan sobre el codo derecho. El rostro del apóstol, enmarcada en un gruesa cabellera y con barba, manifiesta serenidad quizá más resaltada por los grandes ojos almendrados. En la otra enjuta se representa otro apóstol, con larga y poblada barba, que algunas autores identifican con San Pedro, aunque no parece portar ninguno de sus atributos. La tercera figura se encuentra muy deteriorada, pero a pesar de su estado sujeta con su mano derecha una filacteria en la que se grabó la siguiente leyenda identificativa: “IVDAS/ FRAT(E)/R: SI/MON” Ateniéndonos a los datos documentales y a las reminiscencias que esta iglesia presenta respecto grandes obras del pleno románico europeo, establecemos una cronología en un marco temporal amplio que iría desde 1077 a 1100.

















LA LEYENDA DEL FANTASMA DEL CASTILLO DE SAN SERVANDO

TOLEDO - CASTILLA LA MANCHA Varios doblones incrementaban el peso de la escarcela del soldado Don Lorenzo de Cañada, tipo alto, moreno, de...