Llevo muchos años viviendo sobre la faz de la tierra 
y miles mas viviendo en las tinieblas eternas...
Soy un alma solitaria y creo que seguiré así hasta el fin de mis tiempos...
Me gusta alimentarme al despertar...
Y nunca me alimento de la sangre de los animales...
No hay nada que me sacie mas que la sangre de los humanos...
La noche es parte de mi esencia...Su oscuridad es mi cómplice... 
Y la luna es mi amada eterna... 
Uno de mis placeres son los libros y la observación nocturna...
Se que tal vez no lo creas...Pero soy la madre y reina de los vampiros...
Si es que aún quedan de ellos sobre la faz de la tierra...
Puedes seguir tu camino o detenerte ante mi...Y caminar a mi lado...
Seras aceptado solo si crees en la magia...
Si es así...Sigue mis pasos...En este mundo que ante ti se abre..

martes, 3 de enero de 2017

Escondido dentro de un pequeño patio que durante un tiempo se encontró tapiado y en una laberíntica zona de la ciudad junto al Campo Manin, se encuentra el Palacio Contarini del Bovolo, fue construido en el siglo XV por orden de la familia de filósofos Contarini y es muy conocido en Venecia por su famosa escalera externa de caracol de estilo veneciano de transición entre el gótico y el renacentista, que adorna la fachada con decenas de arcos y que conduce a sus galerías entre la que destaca la superior que ofrece un espléndido panorama de tejados, campanarios y las cúpulas de San Marcos.


Se pusieron en marcha tres saltos (uno en la propia presa, otro en Navallar, en el término municipal de Colmenar Viejo, y otro en el Cerro de la Marmota, en las lindes del Monte de El Pardo), según el proyecto desarrollado por los ingenieros Antonio González Echarte, Carlos Mendoza y Alfredo Moreno.

El complejo, que era capaz de generar una corriente de 15 kw, daba servicio a Colmenar Viejo, Fuencarral, El Pardo, Chamartín, San Sebastián de los Reyes, Alcobendas, Pozuelo de Alarcón y a distintas instituciones radicadas en Madrid, como el Palacio Real y la desaparecida Diputación Provincial.

Además, llevaba agua potable a la zona septentrional de la capital, allá donde no llegaba el Canal de Isabel II, entidad que, por otra parte, realizó una feroz oposición a la labor de Hidráulica Santilllana, recelosa de su rápida expansión.

El Embalse de Santillana en el primer tercio del siglo XX, custodiado por el Castillo de Manzanares el Real.

En 1930 Hidráulica Santillana fue absorbida por Hidroeléctrica Española y Unión Eléctrica Madrileña. En 1965 un decreto ley permitió al Canal de Isabel II hacerse con el control del Embalse de Santillana, que, desde entonces, tiene como uso principal el abastecimiento de agua.

Para reforzar esta función, en 1971 se construyó una nueva presa junto a la antigua, que, con una altura de 40 metros, permitió duplicar la capacidad del embalse original (de 47 a 91,2 hectómetros cúbicos).

La estructura primitiva fue sumergida, aunque quedaron al descubierto varios elementos arquitectónicos de gran singularidad, de los que hablamos a continuación.

La presa moderna se antepone a la antigua. Fotografía perteneciente al Archivo del Canal de Isabel II.

Descripción

Joaquín de Arteaga y Echagüe no sólo fue un audaz empresario, sino también un mecenas de las artes. Compró diferentes edificios históricos para su recuperación monumental, caso del Castillo de Viñuelas, que se levanta en las cercanías del Monte de El Pardo.

También procedió a la restauración del Castillo de Manzanares el Real, que pertenecía a su linaje, a partir de un proyecto del arquitecto Vicente Lampérez (1861-1923).

La presa en 1930.

Cuando el marqués decidió construir el Embalse de Santillana, puso un especial empeño para que la presa que iba a anegar el entorno del Castillo de Manzanares no desentonase con la fortaleza.

Con tal fin volvió a contratar a Lampérez, quien propuso una recreación historicista, que no sólo recordase la arquitectura del castillo, sino que también le sirviese de antesala.

La presa se hizo en mampostería de granito. La forman dos ramales en arco que cierran el valle el río y que alcanzan una altura máxima de 28 metros.

En el punto de confluencia de ambas secciones se eleva la torre de toma, que fue diseñada en estilo gótico isabelino, utilizando modelos de Juan Guas (1430-1496), el arquitecto que hizo las galerías exteriores del Castillo de Manzanares el Real y, entre otras obras, el Palacio del Infantado, de Guadalajara.

A la izquierda, Palacio del Infantado (foto de 'El poder de la palabra'). A la derecha, la torre de la presa (foto de Amontiel53).

Citamos este último edificio, porque entendemos que fue la fuente más directa que inspiró a Lampérez, aunque nuestro buen amigo Antonio, autor del magnífico blog Pessoas en Madrid, seguramente también le encuentre parecido con la Torre de Bélem, de Lisboa. Al menos en lo que respecta a su ubicación en medio del agua.

La torre de toma alcanza los 35 metros de alto y es de forma octogonal, la misma planta que tiene la torre del homenaje del Castillo de Manzanares.

Al igual que ésta, se encuentra decorada con bolas de piedra en todos sus lados y, en el principal, tiene labrado un grandioso escudo del Real de Manzanares, una de las posesiones históricas de los duques del Infantado.

A la izquierda, el castillo. A la derecha, la presa.

En la base de la torre se extiende una especie de barbacana, hoy inundada, en la que se abre una puerta de ingreso, que emula a la portada principal del Castillo de Manzanares el Real.

Con respecto al muro de contención, éste se asemeja a una muralla, con sus almenas, matacanes y torres defensivas adosadas. Incluso hay una puerta de acceso, en la margen izquierda del embalse, que también sigue la línea de la existente en la fortaleza más famosa de la Comunidad de Madrid.

Archivo del Conde de Polentinos. Fototeca del Ministerio de Cultura.

La torre fue acondicionada como museo cuando, en 1971, se erigió la nueva presa, al tiempo que se habilitó una pasarela sobre las aguas para facilitar su visita. En la actualidad se encuentra cerrada y ni siquiera es posible acercarse a sus inmediaciones, salvo en contadas excepciones.

Por esta razón, y contrariamente a nuestra costumbre, nos hemos tomado la licencia de utilizar fotografías de otros autores, a los que queremos felicitar por su espléndido trabajo. Vayan por delante nuestras disculpas por el atrevimiento.

Puerta de la margen izquierda. Fotografía de Carlos Altuna.

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El Palacio de Velázquez se encuentra situado en el Parque del Retiro de Madrid (España). Fue construido entre los años 1881 y 1883 con motivo de la celebración de la Exposición Nacional de Minería llevada a cabo en la ciudad entre los meses de mayo y noviembre de 1883. El arquitecto Ricardo Velázquez Bosco, de quien toma el nombre el palacio, dirigió el proyecto entre los que participaron Alberto del Palacio, ingeniero, y Daniel Zuloaga, ceramista.
Se trata de un edificio cubierto con bóvedas de hierro acompañadas de cristal que permiten iluminar las salas naturalmente, y está inspirado en el Crystal Palace de Londres. Con unas dimensiones de 73,80 por 28,75 metros fue construido en ladrillos de dos tonos, así como con azulejos de la Real Fábrica de La Moncloa.

El edificio fue concebido para que una vez finalizada la exposición de 1883, pudiese albergar otra actividad en vez de derribarlo. En 1887 fue aprovechado para la Exposición de Filipinas que se celebró en el Retiro, y una vez finalizada la exposición, ese mismo año, el gobierno lo destinó a Museo de Ultramar. Actualmente pertenece al Ministerio de Cultura, y se encuentra dedicado a sala de exposiciones temporales del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

En 2005 se cerró para acometer obras de restauración y conservación. En 2010 reabrió sus puertas con una exposición dedicada a Antoni Miralda.1

LA LEYENDA DEL FANTASMA DEL CASTILLO DE SAN SERVANDO

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